viernes, 6 de noviembre de 2009

Los beneficios del vapor en tu piel




De mascarilla de belleza para la cara a beneficioso tratamiento para el cuerpo, el vapor puede ser útil en muchos aspectos: para devolver al rostro la luminosidad perdida, para depurar y desintoxicar la epidermis corporal . También para descongestionar las vías respiratorias y prevenir los resfriados típicos de esta época otoñal.
¿ Por qué es bueno? . El vapor dilata los poros de la piel, favoreciendo la transpiración y la limpieza en profundidad. Es adecuado para los adolescentes con acné y para los hombres, porque alisa y suaviza la piel, lo que les permite afeitarse mejor.

Contraindicaciones: La mascarilla de vapor no está indicada para quien sufre de dermatitis ni para quienes tienen problemas de vasodilatación.

Para depurar el cuerpo lo mejor es practicar el baño de vapor llamado también baño turco, porque recupera los principios del "hammam", la modalidad de origen turco practicada en Oriente desde el siglo XVIII. Hacer una "inmersión" en nubes de vapor cliente es ideal para purificar la piel del cuerpo y eliminar, a través de la epidermis, suciedad y toxinas.

¿Por qué es bueno?. Al dilatar los poros de la piel, el vapor permite una limpieza profunda y duradera que deja la epidermis lisa y aterciopelada. El flujo del vapor caliente y húmedo contribuye, además, a combatir los problemas de las vías respiratorias: garganta, nariz y bronquios son sometidos a efectos muy beneficiosos. Por otro lado, desarrolla un efecto calmante sobre el sistema nervioso porque permite una total relajación.
Contraindicaciones: Los baños de vapor no se aconsejan a quienes padecen trastornos de presión o a quien presenta problemas de venas varicosas.

Tratamiento.- Antes de comenzar el baño de vapor, es recomendable darse una ducha rápida y secarse bien para mejorar la transpiración de la piel. Después, se entra en el recinto dotado de una serie de orificios de los que sale el vapor y donde hay dispuestos bancos y camillas. La persona se sienta o se estira relajada durante 5 ó 10 minutos . Transcurrido este tiempo, el tratamiento puede finalizarse con una ducha fresca.

Si se quiere sudar aún más, lo mejor es pasarse 10 minutos adicionales en la sauna. Inmediatamente después, se termina con una ducha fría, que ejerce un efecto tonificante. Por último, antes de vestirse, es necesario descansar al menos durante 10 minutos.

Precauciones : Antes del tratamiento, es necesario beber agua o zumo para compensar la deshidratación que conlleva la sudoración.

Para no padecer bloqueos digestivos o sentir náuseas, es conveniente no tomar el baño de vapor tras haber comido mucho o con el estómago completamente vacío.

Para finalizar y completar el tratamiento, va bien darse una ducha fresca, secarse mediante un masaje y aplicar sobre la piel una crema hidratante.

No hay que confundir el baño de vapor con la sauna porque son dos tratamientos distintos, aunque ambos estimulen la sudoración, permitiendo eliminar las impurezas del organismo. El baño de vapor ejerce su acción a través de calor húmedo, que se genera en un recinto saturado de vapor acuoso y ejerce una acción profundamente relajante.

El antepasado del baño de vapor es el baño turco, el "hammam", que en los países orientales se practica a todas horas como si fuese una especie de ritual. Nacido como "baño público", para la cultura oriental el "hammam" es el lugar que permite olvidarse durante un rato de las obligaciones y preocupaciones de la vida cotidiana para dedicar un poco de tiempo al cuidado del cuerpo y, a través de la relajación y el silencio, también de la mente.

La idea del baño turco se debe al sultán de Constantinopla que, en el siglo XVIII inspirándose en las antiguas termas romanas, hizo construir en edificio similar para sus súbditos, uno para los hombres y otro para las mujeres. Rápidamente nacieron baños turcos por todos los rincones de la ciudad, convirtiéndose en lugares para el deleite, y en puntos de encuentro entre hombres de negocios y entre amigos.

Está concebido como una especie de "viaje de purificación" : tras haberse desnudado, con un pañuelo o tela alrededor de la cintura, se pasa a una habitación en la que la temperatura es templada. Se permanece allí durante unos 5 minutos para que el organismo se habitúe al calor, después, se pasa a otro ambiente, más oscuro y caliente ( el vapor sale de caños situados en el suelo ), donde se espera otros 5 minutos, antes de dirigirse al "hammam" propiamente dicho.

En él, la temperatura es de unos 50º C y la iluminación muy escasa. La persona se tumba, permanece un cuarto de hora entre los vapores, después se da una ducha en la segunda estancia y descansa. Regresa al primer ambiente, donde es enjabonada, frotada con una piedra pómez por todo el cuerpo y masajeada con energía. Finalmente, en la estancia de relax, se acomoda sobre cojines, en ocasiones es "bañada " en perfumes y bebe el clásico té a la menta.

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