En los últimos años, parece que estar en forma se ha puesto de moda. ¿Se trata, pues, de algo bueno?
Esto de cuidarse es bueno en gran parte y para muchos. Pero, como toda exageración, obsesionarse con perder peso forma parte del lado oscuro de modificar la forma de comer. Aquí analizamos algunos riesgos de las famosas “pastillas para adelgazar”: un temido elemento, precisamente, de ese lado oscuro.
Hace algunos años que nos hallamos en el sector del asesoramiento de aquellos que desean estar bien, comer bien, sentirse bien y verse bien. Y a lo largo de esos años, nos hemos enfrentado a varios supuestos remedios y consejos que pueden causar más mal que bien.
Uno de ellos, los más controvertidos “remedios para adelgazar”, son las famosas pastillas que se han creado y publicitado para responder a la creciente demanda de productos para perder peso. Existen pastillas con anfetaminas y sin anfetaminas, con fibras y sin fibras. Con glucomanam y sin él. Y tomar una buena decisión requiere, cuanto menos, prudencia. En especial en ésta, la era del “adelgace rápido y de manera segura”.
Las pastillas para adelgazar, en especial si contienen anfetaminas, se hallan a la cabeza de la lista de remedios para adelgazar rápidamente y, por desgracia, su eslogan publicitario dice que son seguras. Verdaderamente son rápidas: producen una sensación de saciedad bastante permanente, por lo que el paciente no siente deseos de comer y baja varios kilogramos en unas pocas semanas.
Y en un sentido, también son seguras: ¡SEGURAMENTE PERJUDICARAN EL ORGANISMO! Y este es un asunto MUY serio, pues se han producido muchas muertes a causa de estas pastillas para adelgazar. Pero los pacientes que nos siguen saben que el secreto no está en estos supuestos “remedios” que proponen una panacea instantánea. Saben que la victoria para sentirse bien y verse bien la obtendrán si cambian radicalmente sus patrones alimentarios.
Y si lo logran, saben que tampoco serán necesarias las otras pastillas. ¿A qué me refiero? A aquellas pastillas de “fibra natural” que, aunque sin anfetaminas prometen rápidos resultados con poco control de la voluntad. Se venden dentro del ramo de la nutrición como suplementos dietarios y prometen encapsular las grasas de los alimentos consumidos con sus fibras de verduras y frutas que nos son digeridos fácilmente por el cuerpo. ¿Suena fantasioso? Quizá. NO lo sé. Pero, al menos, suena bastante anti natural. ¿No es cierto?
¿Y si en lugar de “encapsular” las grasas modificas tu patrón alimentario de manera permanente para que ya no ingresen a tu cuerpo las grasas que no necesita? De seguro, eso constituye una solución más permanente y más sana. Y VERDADERAMENTE natural.
Así como son perjudiciales las dietas extremas, resultan nocivas y las pastillas para adelgazar: todo “remedio” que promete resultados rápidos con poca (o nada) intervención de la voluntad del paciente, está destinado al fracaso por dos principales razones:
· perjudica la salud a corto, mediano y largo plazo
· no proporciona una cura para la obesidad, sino un paliativo temporal
Si lo que deseas es perder peso, no hay demasiadas vueltas: es necesario modificar tu modo de comer de manera permanente. El sentido común y tu prudencia te guiarán a elegir los mejores alimentos para lograrlo.
Esto de cuidarse es bueno en gran parte y para muchos. Pero, como toda exageración, obsesionarse con perder peso forma parte del lado oscuro de modificar la forma de comer. Aquí analizamos algunos riesgos de las famosas “pastillas para adelgazar”: un temido elemento, precisamente, de ese lado oscuro.
Hace algunos años que nos hallamos en el sector del asesoramiento de aquellos que desean estar bien, comer bien, sentirse bien y verse bien. Y a lo largo de esos años, nos hemos enfrentado a varios supuestos remedios y consejos que pueden causar más mal que bien.
Uno de ellos, los más controvertidos “remedios para adelgazar”, son las famosas pastillas que se han creado y publicitado para responder a la creciente demanda de productos para perder peso. Existen pastillas con anfetaminas y sin anfetaminas, con fibras y sin fibras. Con glucomanam y sin él. Y tomar una buena decisión requiere, cuanto menos, prudencia. En especial en ésta, la era del “adelgace rápido y de manera segura”.
Las pastillas para adelgazar, en especial si contienen anfetaminas, se hallan a la cabeza de la lista de remedios para adelgazar rápidamente y, por desgracia, su eslogan publicitario dice que son seguras. Verdaderamente son rápidas: producen una sensación de saciedad bastante permanente, por lo que el paciente no siente deseos de comer y baja varios kilogramos en unas pocas semanas.
Y en un sentido, también son seguras: ¡SEGURAMENTE PERJUDICARAN EL ORGANISMO! Y este es un asunto MUY serio, pues se han producido muchas muertes a causa de estas pastillas para adelgazar. Pero los pacientes que nos siguen saben que el secreto no está en estos supuestos “remedios” que proponen una panacea instantánea. Saben que la victoria para sentirse bien y verse bien la obtendrán si cambian radicalmente sus patrones alimentarios.
Y si lo logran, saben que tampoco serán necesarias las otras pastillas. ¿A qué me refiero? A aquellas pastillas de “fibra natural” que, aunque sin anfetaminas prometen rápidos resultados con poco control de la voluntad. Se venden dentro del ramo de la nutrición como suplementos dietarios y prometen encapsular las grasas de los alimentos consumidos con sus fibras de verduras y frutas que nos son digeridos fácilmente por el cuerpo. ¿Suena fantasioso? Quizá. NO lo sé. Pero, al menos, suena bastante anti natural. ¿No es cierto?
¿Y si en lugar de “encapsular” las grasas modificas tu patrón alimentario de manera permanente para que ya no ingresen a tu cuerpo las grasas que no necesita? De seguro, eso constituye una solución más permanente y más sana. Y VERDADERAMENTE natural.
Así como son perjudiciales las dietas extremas, resultan nocivas y las pastillas para adelgazar: todo “remedio” que promete resultados rápidos con poca (o nada) intervención de la voluntad del paciente, está destinado al fracaso por dos principales razones:
· perjudica la salud a corto, mediano y largo plazo
· no proporciona una cura para la obesidad, sino un paliativo temporal
Si lo que deseas es perder peso, no hay demasiadas vueltas: es necesario modificar tu modo de comer de manera permanente. El sentido común y tu prudencia te guiarán a elegir los mejores alimentos para lograrlo.
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